Crónica de un día en St. Andrews (o en el paraíso)

Y, si. El día llegó. Viajé y conocí St. Andrews

Había planeado con mi mujer un viaje por Europa varias veces postergado. En la última etapa de planeamiento una amiga de mi hija mayor dijo las palabras mágicas: “… no dejen de ir a Edimburgo, es la ciudad más linda de Europa…”. Recién ahí caí en la cuenta que Edimburgo es en Escocia, cuna del golf, y muy cercana a St. Andrews y a todas las canchas del Open (Carnoustie, Troon, etc.)

Preparando viaje

Fue en los últimos días antes de salir (segunda semana de septiembre) que me metí a ver cómo hacer y encontré que era mas fácil de lo pensado: tren hasta Leuchars (1 hora), micro hasta St. Andrews (10 minutos) y ver qué pasa. El martes 6 de octubre mandé un tímido mail a St. Andrews pidiendo si me podían hacer un lugar. ¡Y me contestaron que fuera directo! Que no podía jugar en el Old Course porque se estaba jugando el Dunhill Links Amateur Championship pero había otras 6 canchas listas para jugar. Que me alquilaban zapatos, carro, palos, todo.

Camino a St. Andrews

Nos levantamos bien temprano y a las 9hs tomamos el tren. Paisaje fantástico con gran parte del viaje bordeando el mar. Llegada a Leuchars como estaba previsto. Nos bajamos del micro y en la ciudad preguntamos cómo llegar al club house del Old Course. El policía amablemente se dio vuelta y dijo “Doble en esa esquina a la izquierda y está en la cancha”. Mágico. Y era así nomás.

Medio boleado y orientado por Alicia que al no ser golfista podía “ver” mas que yo, llegamos a un edificio muy grande no sin antes cruzarme a Hugo Porta y su caddie listos para jugar y al flaco australiano Geoff Ogilvy que estaba entrenando y probando palos.

En el hall del edificio me escucharon pacientemente y con amabilidad me dijeron que eso era un hotel y que el club estaba a unos 10 minutos de caminata. Salí apurado porque mi ansiedad era total y llegamos a una entrada que decía Eden Course y otras cosas. Muy lindo todo. A la derecha del camino de entrada, gateras perfectas, un pasto verde impecable, St. Andrews Golf Academy y toda la bola. Pregunto y me mandan al club house de Eden Course que queda detrás de unos árboles. Entro y hay un mostrador con una campanita, como en las películas. Llamo y rápidamente aparece una señorita que me dice que hable con el starter que está afuera. Salgo, le explico al joven starter, esperando a que me dijera: “No señor, acá no puede jugar. ¿Quién se cree que es?”. Pero simplemente me dice: “en 20 minutos tiene salida en la cacha Strathyrum. Vaya adentro que yo aviso que le preparen los palos”. Mágico.

Entro y antes de que pueda hablar me dicen: “¿Grafito o acero?”. Mágico otra vez. Tímidamente le digo: “Preciso zapatos 10,5 horma ancha y un carro”. Casi sin mirarme me contestan “No problem, sir”. Mágico de nuevo.

Antes de que me diera cuenta, tengo los zapatos puestos y estoy haciendo rodar el carrito hasta la casilla del starter. Me dice que los socios que salen enseguida tienen un match armado, que si quiero salir solo, no problem. Como mi tiempo era limitado, elijo salir solo.

A la cancha

Voy al tee del 1 y por primera vez miro “mi” equipo: un set callaway Diablo Edge impecable con putter 2ball (St Andrews tiene un acuerdo con Callaway y todos los equipos de alquiler son de esa marca).

Pruebo el driver 3 o 4 veces, tee bien bajito y miro: par 4, 320yds desde amarillas. Viento de izquierda a derecha, bastante más que el que enfrentamos en Argentina. Pego y mágicamente la pelota sube derecha y al centro del fairway. Camino ansioso y verifico que había pegado 210yds. Saco el PW, apunto un poco a la izquierda por el viento y pego. Otra trayectoria perfecta y la pelota está en el green a 4-5m de la bandera. Miro la caída, pego con esmero y la dejo dada. Putt y par. En mi primer hoyo en St Andrews!!!. Y no tengo a nadie a quien contarle!!!. Puteo por lo bajo y voy al tee del 2. Cuando pongo el tee los 3 que van adelante se dan vuelta y me hacen la seña de pasar. Cosa de locos; me vieron solo y me dan paso al toque. Pego y sigo. Un bogey en el 2. Un par en el 3 (par 3). Par en el 4 (par ); después me caigo creo que por la emoción y termino par de cancha los primeros 9 (la cancha es par 69). Salgo en el 10 y son 3 doble bogey seguidos pero me voy recuperando (dejo de sacar fotos y filmar que me distrae). Me enchufo un poco más y al 18 llego par de cancha. nada mal.

En el medio viví los hoyos más emocionantes de mi corta “carrera” en el golf, incluso un cuervo (sí, un cuervo, equivalente escocés a nuestros teros) se colgó de la bandera del 8 y se bamboleó un rato con el viento cruzado para terminar haciéndome un vuelo rasante (no lo soné, lo tengo en fotos). Suelo ser mejor fotógrafo que golfista pero esta vez la emoción afectó mis fotos. Me quedan como recuerdos junto con algunos segundos de filmación que muestran que yo estaba allí, mi voz en off y simultáneo cuenta torpemente lo que las lágrimas casi no me dejaban ver (bueno, es un decir).

Vuelvo al club house, devuelvo todo, palos, zapatos, carro, contesto medio parco “Si, me fue bastante bien” y ya más relajado les digo a los empleados que me miran con curiosidad que la próxima voy a quedarme varios días. Voy a la confitería y me siento enloquecido a celebrar con Alicia y a bajar las fotos y filmaciones. De apuro me como algo potente y nos vamos a ver el Old Course que está engalanado de torneo con grúas altas para la TV y todo.

Llego al club house (ese que vemos en todas las fotos) y no lo puedo creer. Como ya estaba cerrando el British Golf Museum, me voy una escapada, (quedaba enfrente) compro algunos souvenirs, recorro las salas de raje y vuelvo al Old Course. Estoy como en trance. Pararse atrás del tee del 1 y ver el fwy es cosa fuerte. Ver el cartel que dice 374yds y ver que el tee está lo mas atrás que se puede es muy groso. Y todo impecable. La gente habla cuchicheando como en misa. Todo prolijo.

El increíble paisaje

Verde, muy verde el pasto. El cielo grisáceo y algo de sol. El mar a la derecha. Poco viento ahora. Empiezo a caminar paralelo al fwy del 1 y junto al pabellón de los caddies me cruzo a Rory McIlroy (¡qué nivel!) y llego a la calle que cruza (si, una calle pública como en San Martín). Me paro y muy amables me avisan que ahora puedo cruzar. No me dan las manos para sacar fotos mirando al green del 18. Siento la ovación del domingo en el Open cuando caminan esas últimas yardas. ¡Que groso! Y encima es el atardecer, la hora en que terminan los majors. Es ahí cuando me doy cuenta que puedo ir al hoyo del camino. Si, ese que si te pasas, tiras desde la calle y nadie se asombra de nada. Y es tan complicado como leí tantas veces. De la bandera a la calle no hay casi nada. Justo llega una línea del dunhill y uno se cae al bunker. Mira y mira y la saca del bunker bastante bien pero termina en la calle. Rodando despacito pero en la calle.

Y sumémosle al día un poco de cholulaje...

Saco fotos a todo y me paro en la calle al lado del tee del 18. Van a pegar los de la línea anterior. Pega el primero y hace un gancho gigante. El segundo pega muy largo y derecho. El tercero pega y otro gancho. Se agacha para levantar el tee, hace un comentario en voz alta y todos los de alrededor se ríen. La voz me suena familiar y veo que está rodeado de más gente que lo normal para el público escocés. Miro con el zoom y sí. Es inconfundible. Es Hugh Grant. El que le “sopló” la dama a Colin cuando empezó a tomar clases como novato. Lo sigo y le aviso a Alicia. La línea termina en el 18 y sigo al actor inglés. Al salir de la cancha se para y saluda a alguien con gorra de golf y anteojos de sol. Y no lo puedo creer. Es Graeme McDowell. El que definió la Ryder en el último putt. Saluda a todos con mucha amabilidad, nadie se abalanza a pesar de que este cristiano hoy es como Maradona después del gol a los ingleses. Nos acercamos varios, respetuosamente. Y, sí. Pedimos autógrafos, yo no tengo nada salvo la tarjeta de Strathyrum con el planito dela cancha, se la doy, firma, me agradece y me da la mano.

Bueno. Basta de emociones. Demasiado para un solo día y con casi nula programación. Me siento un elegido. El sueño del pibe. No lo soné. Tengo las fotos y las filmaciones. Me parece que voy a escribir una crónica. Aunque más no sea para poder decirle a alguien que hice par en el 1 de Strathyrum.

Fuente: Jorge Alvarez - OneUpGOLF

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