El paraíso según un golfista aficionado

PGA Village

De viaje por Estados Unidos, Florida más precisamente, me hice tiempo para hacer una pasada (que me hubiera gustado extender por varios días, semanas y meses más) por el PGA Village. Alucinante es poco. Ya desde la entrada al campo de entrenamiento, infinidad de greens tipo US Open, bunkers de arena blanquísma, un driving techado cuyo techo está montado sobre ruedas y se cambia de lugar para no dañar el pasto siempre en el mismo lugar, profesores para todo, cursos de todo tipo, intensivos, de juego corto, etc...

Además, y por mi poco tiempo disponible, lo más interesante fue el PGA Museum: la historia del golf en tres salas fantásticas, atendidas por dos mujeres amabilísimas y, de entrada nomás, una vitrina central con la Copa Ryder “en persona”, llegada el día anterior como anticipo de la que se juega este año en USA. En una de las salas se podía ver todo lo que uno se pudiera imaginar sobre los comienzos y la evolución del golf: cuadros, platos, adornos, libros, palos, la evolución de los drivers desde los de madera-madera hasta el Taylor Made R7 de pesos intercambiables.

Los trofeos que vimos por TV en manos de los grandes: PGA Open, Trofeo H. Vardon (ese de vidrio que siempre gana Tiger y que no me acuerdo el nombre), TODO sobre la Ryder: fotos, palos, bolsas del equipo de USA. Alucinante. Creo que no exagero cuando digo que entre el PGA Training Center, los 3 campos de lujo del PGA Village y el museo, no alcanzan ni 15 días para poder ver y usar todo. Y no hablemos de las canchas de todo tipo que hay por la Florida: desde las privadas, prohibitivas para nuestros bolsillos, hasta las municipales, que en cualquier otro lado serían de primera categoría. Si esto no es el paraíso, se le parece mucho...

Fuente: Jorge Alvarez - OneUpGOLF - Feb 2009

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